El casamiento de Walter y Gisela en Turdera, Buenos Aires
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W&G
24 Jun, 2017La crónica de nuestro casamiento
Fue increíble desde el comienzo. Nos levantamos temprano con una ansiedad inmensa y un sol increíble de invierno (nos tocaron unos hermosos 24 grados). Fuimos al salón a llevar las cosas y dejamos todo en manos de los chicos del salón y del catering. Volvimos a casa y nos despedimos, él fue a la casa de su mamá a descansar y prepararse y yo me quedé en casa a pura música para relajar. Me acosté en el sillón hasta las 16:00 horas, cuando llegó mi amiga María para peinarme. Entre charlas, mate y fijador (mucho por la humedad) terminó de peinarme a las 17:30. Ni bien se fue empecé a maquillarme, me tomé todo mi tiempo, tapé todo lo que quería y descubrí que tenía en los ojos un brillo especial, uno que soñé tener toda mi vida. A las 19:00 horas llegó mi mamá. Entre nervios y lágrimas (de ella) la ayudé con el maquillaje, teníamos tiempo de sobra. A las 20:00 escucho la bocina, era mi amigo Luis que venía a buscarme para ir a la iglesia. En 10 minutos fui al baño y mi mamá me ayudó con el vestido. Al fin me vi, así, como siempre soñé.
Seguir leyendo »Salimos para la iglesia y mi corazón empezó a latir a mil por hora. Llegamos rapidísimo, la ceremonia empezaba a las 20:30. Bajé del auto y casi me desmayo de la emoción. Mi hijo me tomó de la mano y me ayudó, subimos los escalones y nos quedamos ahí, esperando. Dos de mis amigas estaban en la puerta, sus hijos eran los encargados de llevar los anillos. Ver a Vero y Mary me ayudó a calmarme. Llegó el momento, me dijeron que empezaba la canción y me abrirían las puertas. Empezó a sonar “My Immortal” de Lindsay Stirling(violinista). Me paralicé, abrieron las puertas, respiré y del brazo de Thomy caminé hacia el altar. No quería mirar, no podía, hasta que en un momento levanté la cabeza y ahí lo vi, como siempre soñé, esperando y mirándome con amor, fue increíble. Me tomó de la mano y empezó todo.
El padre Rubén, a quien conozco de antes que fuera sacerdote, hizo la misa más hermosa del mundo. Mi hermano mayor, Cristian, leyó un párrafo de la biblia y no pude evitar llorar. Jamás imaginé ese momento tan especial, después de leer nos dedicó unas palabras que no estaban preparadas y que salieron de su corazón, no voy a olvidar jamás ese momento.
Nuestro hijo también fue parte de la ceremonia, como padrino se acercó al altar y fue quién nos entregó los anillos. Mis papás y mi suegra también estaban ahí, junto a nosotros. En un momento el sacerdote nos habló y nos dijo que miráramos a todos los que estaban ahí para nosotros. Juro que no pude, todos los que amamos estaban ahí, se me cerró la garganta y empecé a llorar.
Camila y Luca, los hermosos niños de los anillos, también fueron protagonistas, los nombró y los llamó al altar.
Cuando dijimos “sí, quiero”, mi corazón explotó de alegría y el momento del beso fue inolvidable. En ese momento, casi al finalizar, mientras sonaba una canción hermosa de Il Divo, el sacerdote nos brindó unas palabras solo a nosotros. Nunca nadie nos había dicho cosas tan lindas, realmente el padre Rubén y toda la parroquia de conversión de San Pablo de Turdera, hicieron que sea lo mejor de nuestras vidas.
Al salir, estaban todos nuestros familiares y amigos esperando el abrazo con mi hijo Thomy, con mis hermanos, con mis amigas, mis papás, mi cuñada Ana, mi suegra.... con todos. Fue algo lleno de emoción, me sentí amada, nos sentimos acompañados y nos hizo dar cuenta que tenemos a las personas correctas a nuestro lado.
Hasta ahí llegó la ceremonia, los mejores recuerdos de un momento único e irrepetible.
Después de la emoción venía la fiesta, pero eso... es otra historia.
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